La Voz del C.R.A.

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Blog dedicado a dar información sobre los acontecimientos que sucedan en nuestras localidades: Brovales, La Bazana, Valle de Matamoros y Valuengo (Y en el resto del Mundo).

Día de la Paz (Cuento elaborado por los niños/as de Valle de Matamoros)


Lucha contra la injusticia
Un día en la cárcel, Nelson Mandela, conoció a un hombre, su nuevo compañero de celda, que se llamaba Mohamed y era iraquí. Le contó lo que estaba sucediendo en su país. Al cabo de unos meses salieron de la cárcel porque ya habían cumplido sus condenas.

Cuando salieron, se fueron a casa de su hermano que se llamaba Ernesto Mandela para que les ayudara, ya que él estuvo en Iraq curando unos animales heridos. Hablando, le contaron lo que pasaba en Iraq:

“Había una guerra entre los iraquíes y los alemanes porque habían raptado a todos los niños de ese país. El motivo del rapto era que querían hacer niños soldados que lucharan contra los mismos iraquíes”.

Después de unas semanas, Nelson Mandela, Mohamed y Ernesto Mandela se fueron a Iraq
para luchar contra los alemanes. Allí, cuando llegaron, les contaron otra vez la misma historia.
 
Entonces, andando sin rumbo, en medio del desierto, se encontraron un perro abandonado y pensaron que podría seguir la pista de donde podrían estar los alemanes con los niños secuestrados. El perro les ayudaría porque en su collar ponía el nombre de un niño iraquí, Pablo. De esta manera podría seguir el olor del niño y llegar hasta él.

Siguiendo el rastro del olor del niño llegaron a Bamarni, una ciudad en medio del desierto. Allí vieron unos alemanes llevándose a unos niños y en un descuido de los soldados vieron a Pablo, el dueño del perro, y dos niños más llamados Adrián y Sergio, escapándose. En ese momento, los guardias fueron a por los niños; y Nelson, su hermano y Mohamed aprovecharon para entrar en la guarida del jefe alemán.

Entraron con mucho cuidado pero, el jefe, llamado Marcos, no estaba porque se había ido a una tienda de armas. A quien sí vieron fue a su mujer, Claudia, haciendo croquetas iraquíes, un plato muy típico de allí, ya que le gustaban mucho a su marido Marcos.

Sin querer, Ernesto le dio una patada a un florero y salió Claudia con la escoba. En vez de sorprenderse, Claudia les contó que ella era una espía que trabajaba para la ONG “Acción contra el hambre” y lo que hacía era dar comida a todos los niños cuando su marido no miraba.
Aprovechando que no estaba el marido y los guardias estaban ocupados buscando a los tres niños que se habían escapado, todos se pusieron trajes para hacerse pasar por militares alemanes.

Al atardecer, Claudia explicó que el guardia que vigilaba la cueva donde estaban los niños
retenidos se quedaba dormido a partir de las diez de la noche. Entonces, esperaron a esa hora y Mohamed cogió la llave que tenía el guardia colgada en el cinturón. Abrieron la puerta y, sin hacer ruido, se los llevaron fuera de la ciudad. Entonces Claudia llamó a la ONG “Acción contra el hambre” para que trajeran un avión grande pilotado por el experto piloto Miguel, que ya había aterrizado y despegado muchas veces en el desierto.

Los niños que se habían escapado por la mañana, Pablo, Adrián y Sergio, junto con su perro Bodi, oyeron el avión aterrizando. Despistaron a los guardias y llegaron al avión justo cuando iba a despegar con todos los demás niños, pudiendo subir también.

Cuando ya estaban en el avión pensaron dónde llevar a los niños para ponerlos a salvo. Decidieron que el sitio más seguro, ya que Iraq seguía en conflicto, sería Valle de Matamoros. Veinte horas después, el avión aterrizaba en Talavera la Real, aeropuerto de la localidad de Badajoz.

Al estar los niños a salvo, llamaron a sus padres para comunicarles que sus hijos estaban bien. Les dijeron que una vez terminada la guerra, llevarían a todos sus hijos otra vez con ellos.

Nelson, Mohamed, su hermano y Claudia permanecieron en Bamarni. Al no quedar ningún niño, observaron cómo los soldados alemanes ya no tenían ningún motivo para permanecer en Iraq y vieron como todos ellos se retiraban a su país. Antes de que todos se fueran, detuvieron a Marcos, el jefe.

De camino a Baghdad, se dieron cuenta que Marcos estaba muy arrepentido de lo que había hecho. Todos estuvieron de acuerdo en perdonarle. Marcos se hizo socio de “Acción contra el hambre” y dedicó su vida a luchar contra el hambre y la injusticia. Con el paso de los años se hizo el mejor amigo de Nelson Mandela.



Fin
Artículo elaborado por los alumnos/as de 3º y 6º de Educación Primaria del C.R.A. Nuestra Señora de la Paz, Valle de Matamoros (Ernesto Díaz, Marcos Venegas, Claudia Chaves, Sergio González, Adrián Giménez y Pablo Méndez)