En
1959, la Asamblea General de Naciones Unidas, el
20 de noviembre aprobó tener un Día
Universal de la Infancia. La Sociedad nos da
lo que necesitamos por formar parte de ella y nosotros, todos los niños debemos ser tratados iguales,
protegernos de la droga, de los abusos sexuales,
a tener educación, higiene y salud. En este
día recordamos los derechos y deberes del niño. Hace 54 años que se inauguró para que los niños tengan los
derechos que deban tener y los deberes que debemos cumplir y tenemos
que ser todos iguales aunque seamos de distintas razas u opiniones.
En
la vida tienes que disfrutar de ella y tener buena salud, estudiar,
hacer los deberes, descansar y tener unos padres, un hogar, un nombre
y una identidad y que no te maltraten. Tienes que tener un hogar,
tener agua pura y aire puro y un cielo limpio; todos los niños
deben ser tratados iguales porque nadie es perfectos, da igual la
raza y puedes opinar lo que quieras siempre, pero no siempre te
tienes que quedar tú con la opinión, porque otras son mejores y
otras peores. Tengo que decir siempre la verdad y cumplir lo que
prometo y también tenemos deberes como: respetar a los padres y
maestros, cuidar el medio ambiente, decir la verdad, respetar las
opiniones de los demás, ...
Hay
muchos países donde obligan a los niños a trabajar, abusan de ellos
y no los dejan vivir su infancia. Es un día muy especial para
mayores y niños /as de todo el mundo por que es un día parecido al
de la paz donde hay que conocer los derechos y deberes de la
infancia. Ese día todos hemos sidos niños alguna vez y todos
deseamos igualdad y bienestar de nuestro niños, que siempre han sido
y seguirán siendo el anhelo más universal de la humanidad.
En
este día los niños y niñas son lo más preciados.
El día 20 de noviembre del 2013 es el “Día mundial de los derechos y
deberes de la infancia” y os voy a contar una historia:
Había una vez un chico nuevo que llegó a clase. Todos lo discriminaban por su raza. Era musulmán y su religión no era como la de los demás chicos. Todos los días se iba a casa muy preocupado. Al llegar a su casa la madre extrañada le preguntó:
-Cariño, ¿qué te pasa?
El niño triste, se fue a dormir como si no hubiese oído nada. Al día siguiente, fingió que estaba malo, así no iba a clase y sus compañeros no se reían de él. Su madre que sabía que no estaba malo, le preguntó:
-Hijo, ¿qué te pasa? Me lo puedes contar, si te pasa algo con tus compañeros, dímelo y se lo digo a la profesora.
El niño en ese momento se echó a llorar y dijo:
-Sí, mamá, el problema es con mis compañeros. Es que... no me aceptan, les intento dar conversación, intento jugar con ellos, y nada.
Su madre emocionada como el niño, le dijo:
-Cariño, pues que sepan que somos como ellos. Aunque nuestra religión sea diferente, somos personas, y tenemos los mismos derechos y deberes del niño.
El niño al oír las palabras de su madre cogió fuerzas y los dos se fueron al colegio. Al llegar, la madre habló con la profesora y dado que era el día de los derechos y deberes del niño, les explicó lo que sucedía. Los demás compañeros al oír las palabras de su profesora, lo entendieron todo. Al terminar la conversación, algunos se emocionaron, otros se levantaron y le dieron un abrazo. Se sintieron culpables. Y desde ese momento afrontó que no hay que temer a nada, porque esos problemas se pueden solucionar.Artículo elaborado por los alumnos/as de 4º y 6º de Educación Primaria del C.R.A. Nuestra Señora de la Paz, Brovales (Israel García, Marina Martínez, María Pérez, María Silva, Víctor Torrado, Manuela Vázquez, Saray Labrador y Enrique Sosa)
